viernes, 10 de julio de 2015

Nueva Ley de Protección Civil 2015

Hoy viernes 10 de julio de 2015, se ha publicado en el BOE la nueva LEY de protección civil 17/2015, llamada “del Sistema Nacional de Protección Civil”. Sin entrar aún a realizar una crítica de su contenido voy a someter a discusión la primera frase del Preámbulo de la Ley.

Como todas las leyes modernas empieza con un preámbulo. La ley ocupa 26,5 páginas del BOE en su edición PDF de internet y dedica 6,5 páginas a su preámbulo, o sea el 25 % de su extensión a explicar la Ley, y a justificar los porqués, las diferencias con la anterior y la auto-propaganda de las mejoras. Se me antojan demasiadas páginas de BOE para explicar lo que debería estar claro en el articulado de la propia Ley.

Menos vulnerables
Empieza la Ley diciendo: La vulnerabilidad de las personas en nuestra sociedad ante las múltiples y complejas amenazas de catástrofes naturales, industriales o tecnológicas es menor que hace treinta años.

¿Será cierta esta afirmación? Porque si no fuese cierta, todo lo que sigue podría estar basado en una falsedad.

La razón que alega para explicar porque la sociedad es menos vulnerable es lo que han hecho las políticas públicas en estos 30 años:
-          gran desarrollo de los sistemas de alerta
-          la planificación de las respuestas  
-          la dotación de medios de intervención

¿Qué decir sobre esto? Pues que me parece muy presuntuoso atribuirse todos estos logros a las políticas públicas. Al menos en lo que se refiere a las amenazas industriales y tecnológicas muchos de los méritos de autoprotección son atribuibles a la sociedad civil.

Además, la reducción de muertes accidentales en España es debida principalmente al desarrollo de los sistemas de protección en la administración local y autonómica para atender la emergencia ordinaria que ni tan siquiera es competencia de la Ley “nacional” de protección civil.
 
Catástrofes naturales
En cuanto a las catástrofes naturales dudo que nuestra sociedad sea menos vulnerable a sus amenazas. Es cierto que sabemos más de la predicción meteorológica y conocemos con cierta anticipación las lluvias, nevadas, altas o bajas temperaturas, vientos, etc. Pero esto no deja de ser una herramienta más de la atención de la emergencia ordinaria que hemos aprendido a resolver con cierta soltura.

No conozco ningún municipio costero que tenga un plan de autoprotección para tsunamis, ni cualquier territorio que tenga un buen plan de emergencia -previsión, alerta, movilización, respuesta, atención y rehabilitación- para enfrentarse a un movimiento sísmico como el de Lorca (relativamente pequeño) -que se lo pregunten a los lorquinos 4 años después-. Tuve la oportunidad de estar allí y ver de cerca el desastre con mis propios ojos (con la palabra desastre no me refiero al terremoto, sino a la respuesta y a la atención). Que todo el mundo hiciese lo que podía hacer no quiere decir que se hiciese bien. ¡Y esto no lo va a cambiar la nueva Ley!

Nuevos riesgos
Pero también es cierto que estamos expuestos a otras amenazas que han de ser objeto de la protección civil: nuevas enfermedades infecciosas, calentamiento global, desertización del planeta, graves sequías, actividad geotérmica, plagas, radiación electromagnética, apagón eléctrico,  etc.; nuevos riesgos que nuestros planificadores de protección civil aún no han contemplado.

En fin, que yo creo que sí que estamos mejor preparados para lo de siempre, pero que no es cierto que nuestra sociedad sea menos vulnerable. Así que nuestra nueva Ley, la del Estado, para toda España, parte de un aserto erróneo. 

Utilidad
La ya difunta Ley de Protección Civil 2/85 no sirvió ni para declarar una sola vez en 30 años el nivel 3 de emergencia nacional y eso que hubo casos de manual como el hundimiento del Prestige, en que la dirección general de protección civil se puso de perfil. ¿Servirá esta Ley para algo más que para movilizar la UME? Lo iremos viendo.
 
Publicado el 10 de julio de 2015.

En próximos artículos iré dando un repaso crítico a la Ley y analizando los artículos que más me llaman la atención, sus aspectos positivos, sus curiosidades, y las que yo considero carencias o extravagancias.

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